Un padre de historieta

Adaptación de la novela gráfica homónima de Martín Tognola y Ramon Pardina, La furgo juega en esa división del costumbrismo amable con pinceladas de excentricidad y crítica social a propósito de Oso, un cuarentón desaliñado y padre separado de una niña de 6 años, que malvive entre trabajos precarios, la ayuda y la compañía de los amigos fieles del barrio y una vieja furgoneta que le sirve de hogar rodante por las calles de Barcelona.

El espíritu y la atmósfera indies del original se traducen aquí en el trazo limpio, los personajes entrañables, un tono siempre cordial, los apuntes animados desde la propia condición de dibujante amateur de nuestro protagonista y un asomo de los problemas serios de la vida urbana (la paternidad, la soledad, la vivienda, el trabajo…) siempre atenuado por la tendencia a la caricatura amable.

Conviene así dejarse llevar por la inocencia y la ternura de una fábula que no sólo apunta a la relación padre e hija, de hecho la menos problemática, sino que mira sobre todo a esa necesidad de maduración de su protagonista que pasa por la aceptación de su propia situación de bloqueo. Pol López (Historias lamentables, Suro) parece la elección adecuada para el dibujo excéntrico de su personaje y por él pasa el ligero gracejo complaciente de un filme que va todo lo lejos que quiere, pero nunca más allá, en su retrato de una realidad en los márgenes de la normalidad acompasada por melodías y canciones de Marc Parrot.